viernes, 8 de junio de 2007

Constitución, ¿europea? [NOVA - Juan Pablo Blanco]


Ha pasado ya algún tiempo desde que se pareciese alcanzar el acuerdo sobre la Constitución Europea. Ahora, ya en frío, me gustaría fijar la atención en un punto que en su momento fue harto debatido: la inclusión de una mención a la religión cristiana en el preámbulo. Al parecer, algunos se han empeñado en omitir a toda costa una alusión al cristianismo, en aras de un laicismo predicado a ultranza: una ideología que les ha llegado a cegar para reconocer algo tan evidente como la presencia y el papel fundamental del cristianismo en la forja de Europa. Y es que la Convención Europea, presidida por el Sr. Giscard d'Estaing se ha montado una historia de Europa "a la carta". Y del periodo de auge grecorromano salta a la Ilustración, como si entre medias –unos mil doscientos años- no hubiera pasado nada. ¿Qué pasa con Poitiers, Navas de Tolosa o Lepanto? Si hoy no vestimos chilaba y turbante y no tenemos a un Califa a la cabeza –con todos mis respetos
a la cultura musulmana, pero que no es la nuestra-, no se debe ni a griegos, ni a romanos ni mucho menos a los filósofos de la Ilustración. Pero, a juicio de la Convención, parece que esos doce siglos carecen de importancia. Esta Constitución desprecia una parte esencial de la historia de sus raíces. Pero la historia y los hechos están ahí. Y como decía Huxley, "los hechos no dejan de existir porque sean ignorados".