martes, 12 de junio de 2007

"Hoy comemos juntos" [NOVA-Marta Román]

Comiendo se estrechan lazos, se hacen buenos negocios, se declaran su amor los enamorados, se conoce a los hijos y, de paso, uno se alimenta en condiciones y descansa. La mesa, de fiesta o de diario, de noche o de día, sencilla o espléndida, tiene magia: conecta intereses y comunica energía positiva.

Este año he descubierto que comer en familia en una mesa cómoda, sin tele, sin echar broncas al niño que se porta mal, dejando a cada uno contar su pequeña historia, escuchando y luego recogiendo la mesa entre todos, es una de las claves educativas más sencillas, baratas y fáciles de llevar a cabo.

Esa pequeña rutina es clave para conocer a los hijos, para contar y proponer planes, para saber unos de otros. Y, lo más importante, para querernos más. Mi conclusión: el tiempo que permanecemos sentados a la mesa con nuestros hijos, es tiempo de calidad.

Nuestra sociedad del bienestar, en lo que a comer se refiere, es la sociedad del malestar. Comemos rápido y mal. Vemos como la mayoría de las familias no comen juntas. Hace tan sólo una generación, eran pocos los niños que comían en el colegio. Recuerdo que en mi clase sólo había una niña y era porque había perdido a su madre. Hoy en día, lo raro es que el niño se vaya a comer a casa.

Somos hijos de nuestro tiempo y debemos admitir que la vida y los horarios que se nos marcan no dejan otra opción. Pero resignarse sin más a esta pérdida de las comidas familiares, es absurdo. Si las circunstancias no acompañan, habrá que acompañar a las circunstancias. Y si a la hora de la comida es imposible reunirse, tendrá que ser a la hora de la cena. Sentarse juntos a la mesa arregla, mejor dicho, evita, muchísimos problemas familiares. Les animo a que hoy coman juntos. mroman@lafamiliaimporta.com